La ansiedad es uno de los trastornos más frecuentes en la práctica clínica actual y se estima que afecta a cerca de una de cada cinco personas en algún momento de su vida (Cao et al. 2025). Su impacto no se limita al malestar emocional, sino que interfiere de manera directa con el sueño, el rendimiento laboral, las relaciones interpersonales y la calidad de vida en general (Cao et al. 2025, Sánchez-Knupflemacher et al. 2025).
Los tratamientos farmacológicos y la terapia psicológica continúan siendo pilares fundamentales en su manejo. Sin embargo, no todos los pacientes logran una mejoría sostenida y, en algunos casos, los efectos secundarios o la falta de adherencia limitan los resultados (Naveed et al. 2021). Esto ha motivado la búsqueda de enfoques complementarios que permitan un abordaje más integral y personalizado (Binda et al. 2024).
En los últimos años, la investigación científica ha resaltado el papel de la microbiota intestinal en la regulación de la salud mental a través del eje intestino-cerebro (Kransel et al. 2024). La disbiosis intestinal, al alterar la producción de neurotransmisores y aumentar la inflamación de bajo grado, puede contribuir a la persistencia de síntomas ansiosos (Cao et al. 2025, Kransel et al. 2024).
El caso que se expone a continuación ilustra cómo el análisis de microbioma permitió diseñar una intervención diferencial que favoreció la reducción de la ansiedad en una paciente con antecedentes de síntomas crónicos.
Historia clínica inicial
Una paciente de 34 años acudió a consulta con síntomas de ansiedad generalizada que incluían:
- Palpitaciones frecuentes.
- Dificultad para conciliar el sueño.
- Pensamientos recurrentes de preocupación.
- Sensación de cansancio constante.
Los síntomas se habían mantenido por más de cinco años, con empeoramiento progresivo en los últimos dos. La paciente había recibido tratamiento farmacológico con ansiolíticos de primera línea, logrando un alivio parcial pero experimentando efectos secundarios que dificultaron la adherencia. También había intentado modificaciones en la dieta y rutinas de ejercicio, sin obtener mejoras sostenidas.
Evaluación de la microbiota intestinal
Se realizó un análisis detallado de la microbiota intestinal. Los resultados indicaron:
- Disbiosis moderada, con disminución de bacterias productoras de butirato, particularmente Faecalibacterium prausnitzii y Roseburia spp..
- Sobrecrecimiento relativo de Proteobacteria, asociado con inflamación de bajo grado.
- Reducción en la diversidad bacteriana global.
Estos hallazgos permitieron plantear la hipótesis de que el desequilibrio intestinal podía estar modulando negativamente el eje intestino-cerebro, contribuyendo a la persistencia de los síntomas de ansiedad.
Plan de intervención personalizado
El plan diseñado incluyó:
1. Intervención nutricional
- Aumento en el consumo de fibra prebiótica (inulina, FOS, almidón resistente).
- Inclusión progresiva de alimentos fermentados como kéfir y chucrut.
- Reducción de alimentos ultraprocesados y azúcares refinados.
2. Suplementación específica
- Probióticos con cepas reportadas en la literatura científica para la modulación de la ansiedad, como Lactobacillus rhamnosus y Bifidobacterium longum (Binda et al. 2024).
- Ácidos grasos omega-3 para favorecer la plasticidad neuronal y disminuir la inflamación sistémica (Fu et al. 2021).
3. Estrategias de estilo de vida
- Rutina de sueño con horarios consistentes e higiene adecuada.
- Técnicas de respiración diafragmática y meditación guiada.
- Ejercicio físico moderado, principalmente caminatas de 30 minutos diarios.
Evolución y resultados
El seguimiento se realizó durante 6 meses, con consultas mensuales y evaluación de variables clínicas y subjetivas:
- Primer mes: Se registró una disminución leve en la frecuencia de palpitaciones y una mejor conciliación del sueño en noches alternas. La puntuación en la escala GAD-7 pasó de 18 puntos (ansiedad severa) a 14 puntos (ansiedad moderada).
- Tercer mes: Se observó una mejoría clara en la calidad del sueño y una reducción significativa en los pensamientos intrusivos. El puntaje GAD-7 descendió a 9 puntos (ansiedad leve). La paciente reportó mayor sensación de control emocional.
- Sexto mes: El puntaje GAD-7 se redujo a 5 puntos (mínima ansiedad). La paciente manifestó sentirse con mayor energía y concentración. El análisis de microbiota mostró un incremento del 30% en la diversidad bacteriana, con recuperación notable de bacterias productoras de butirato.
La reducción sostenida de los síntomas permitió a la paciente suspender gradualmente la medicación ansiolítica bajo supervisión médica, consolidando a la vez hábitos que fortalecieron su bienestar general.
Relevancia del caso
Este caso resulta de especial interés porque evidencia:
- La pertinencia de integrar biomarcadores del microbioma en la práctica clínica.
- La posibilidad de abordar síntomas de salud mental desde un enfoque holístico y sustentado en evidencia científica.
- La importancia de planes personalizados que combinen nutrición, suplementación y estilo de vida, en lugar de intervenciones generales.
Aunque los resultados pueden variar según cada paciente, la consideración de la microbiota intestinal como herramienta diagnóstica y terapéutica representa un recurso valioso en la atención de los trastornos de ansiedad.
La evolución clínica de esta paciente muestra el potencial del eje intestino-cerebro como vía de intervención en el manejo de la ansiedad. Los tratamientos convencionales siguen siendo esenciales; sin embargo, la incorporación de estudios de microbiota y estrategias personalizadas puede convertirse en un diferencial dentro de la práctica clínica.
En Astrolab Bio se trabaja para que los avances científicos en microbioma se traduzcan en soluciones tangibles para los pacientes, ampliando el horizonte de opciones disponibles para los profesionales de la salud.
Referencias
- Binda S, Tremblay A, Iqbal UH, Kassem O, Le Barz M, Thomas V, Bronner S, Perrot T, Ismail N, Parker JA. Psychobiotics and the Microbiota-Gut-Brain Axis: Where Do We Go from Here? Microorganisms. 2024 Mar 22;12(4):634. doi: 10.3390/microorganisms12040634. PMID: 38674579; PMCID: PMC11052108.
- Cao Y, Cheng Y, Pan W, Diao J, Sun L, Meng M. Gut microbiota variations in depression and anxiety: a systematic review. BMC Psychiatry. 2025 May 1;25(1):443. doi: 10.1186/s12888-025-06871-8. PMID: 40312666; PMCID: PMC12044767.
- Fu Y, Wang Y, Gao H, Li D, Jiang R, Ge L, Tong C, Xu K. Associations among Dietary Omega-3 Polyunsaturated Fatty Acids, the Gut Microbiota, and Intestinal Immunity. Mediators Inflamm. 2021 Jan 2;2021:8879227. doi: 10.1155/2021/8879227. PMID: 33488295; PMCID: PMC7801035.
- Kransel MSS, Jaramillo Zafra JJ, Osorio Diago I, Becerra Hernández LV. Depresión, ansiedad y microbiota intestinal: me-canismos neurobiológicos. Acta Neurol Colomb. 2024;40(3):e1341. https://doi.org/10.22379/anc.v40i3.1341
- Naveed M, Zhou QG, Xu C, Taleb A, Meng F, Ahmed B, Zhang Y, Fukunaga K, Han F. Gut-brain axis: A matter of concern in neuropsychiatric disorders…! Prog Neuropsychopharmacol Biol Psychiatry. 2021 Jan 10;104:110051. doi: 10.1016/j.pnpbp.2020.110051. Epub 2020 Aug 3. PMID: 32758517.
- Sánchez Knupflemacher , D., Vargas Becerril, J. G., Espejel Suarez , M., Sánchez García, X. A., & Gama Jiménez , B. E. (2025). Eje Intestino-Cerebro y Salud Mental: Revisión Sistematica del Rol del Microbioma en la Regulación Emocional. Revista Científica De Salud Y Desarrollo Humano , 6(2), 771–786. https://doi.org/10.61368/r.s.d.h.v6i2.643